La ausencia de evidencia, no es evidencia de ausencia .......Carl Sagan
Dedicado a Violeta, Paca, Enrique y Felipe Grenweech ( Grinishi para todo el pueblo)
C
orría el año 49, cuando mi Padre trasladó su Farmacia al Jirón Coronel Portillo, a un local que pertenecía a la Familia Grinishi, el padre era un moreno natural de la Caribeña isla de Trinidad Tobago, que había venido al Perú algunos años antes con motivo de la Construcción de la carretera que hoy conocemos con el nombre de Federico Basadre y que como muchos otros acabó quedándose en la selva, enamorado de ella y de una Loretana a la que desposo y con la que tuvo varios hijos, ; Era una casa de material semi noble con techo de tejas de madera y una huerta bastante grande, la que compartíamos con los propietarios y que comunicaba ambas viviendas, allí crecían unos árboles de dulces y jugosos mangos, Rojos y lustrosos cashos ( nombre con el que entonces se denominaba a los Marañones ) de delicada piel y astringente sabor, perfumadas ciruelas de fraile y algunos tutumos de grandes , lustrosos y redondos frutos, y se criaban aves de corral y unos cuantos cerdos, recuerdo como si fuese ayer a la Madre, una dama de baja estatura , tez curtida por el sol, cabellera negra, y con un sempiterno cigarro de tabaco negro de fuerte olor , entre sus labios, los que confeccionaba personalmente, para ello tenía colgadas casi permanentemente en su cocina las hojas de tabaco, que pendían lánguidas de los travesaños del techo, las que luego enrollaba cuidadosamente como si se tratara de un enorme y negra morcilla a la cual iba rebanando conforme a sus necesidades para armar esos poco estéticos cigarrillos que fumaba constantemente.
Violeta la mayor de sus hijas era una narradora de cuentos excepcional, y ante la ausencia de otro tipo de distracciones solía frecuentarla con no molesta infantil insistencia para solicitarle un cuento, a lo que ella accedía con facilidad y fueron muchos los días, sobre todo cuando la pertinaz lluvia nos obligaba a permanecer en casa , en que corría a la suya de la que solo nos separaba un tabique, para sentarme a su lado, y mientras la contemplaba desgranar el maíz de las pequeñas y doradas mazorcas, o pelar los plátanos verdes para ponerlos a asar al calor de los leños , y abrir como las páginas de un libro a las sabrosas palometas , escuchaba los hermosos relatos que improvisaba, pues estoy convencido que los cuentos tradicionales ya se habían agotado de su repertorio hacía mucho tiempo, así conocí del Ayaymama el eterno y dolido duende convertido en ave , Del Tunchi, el fantasmal ente que se paseaba por el monte asustando a los cristianos, de la Paca Paca y sus agoreros anuncios, Del Chuya Chaqui , el duende enajenador de personas que solo de distinguía de los humanos por tener un pie deforme el cual había que identificar a tiempo para evitar seguirlo y perderse en la jungla , De la Yacu mama, la boa enorme madre de las cochas, tan grande como 10 peque peques unidos uno detrás de otro, la cual si muere o se marcha, se secaba el lago, El Fin Fin el ave nocturna que imita esas sílabas con su canto y que se le atribuyen cualidades espectrales, El bufo colorado, que se convierte en una hermosa sirena las noches de luna para enamorar y perder a los jóvenes pescadores, los cuales enloquecen al recibir sus placeres carnales, De las cualidades de la Pusanga sustancia a cuyo solo contacto uno se enloquece por la primera persona que contemplan nuestros ojos, y que suele ser usado por los enamorados no correspondidos para conquistar y retener al ser amado, y de los muchos ángeles y demonios que pueblan nuestra selva, cada árbol tiene su espíritu, unos buenos y otros malos, los que curan y los que matan, en la eterna lucha entre el bien y el mal, de las flores que con su perfume nos hacen alucinar soñando, y de los brebajes que los vegetalistas confeccionan para el amor, el dinero, y la salud, de los manantiales escondidos en lo mas recóndito de la selva y que tiene poderes afrodisíacos, Del embrujo de la selva que ata a ella a todos aquellos que la conocen, convirtiéndolos en sus esclavos, y tantas y tantas bellas historias que despertaban en mi un gran temor y me obligaban a mirar sobre el hombro tratando de atisbar con el corazón fruncido a alguno de aquellos míticos personajes, cuyo recuerdo me perseguía constantemente perturbando mi sueño, y atemorizando mi vigilia. De todos ellos el que mas me intrigó fue la Historia del Filtro Mágico, supongo que su fértil imaginación tomo el nombre del contenido de alguna de las películas que llegaban al Cine Pucallpa, el asunto es que a mis oídos sonaba como algo enigmático, misterioso, y a la vez tangible.
La primera vez que escuche hablar de él fue cuando convalecía de unas terribles fiebres que me postraron en cama como un mes, poniéndome al borde de la muerte, me visitó una tarde de lluvia cuando el viento silbaba entre las tejas de madera haciéndolas aplaudir unas contra otras, cual un fantasmal público que ovacionaba su presencia, cuando la oscuridad se despertaba al ronco y potente croar de los sapos Hualos y caía como una inmensa y pegajosa sábana negra sobre el pueblo, amortajando a sus habitantes envolviéndolos en la trama de su tela como si fueran los capullos de una extraña mariposa , y las chicharras con sus agudos sonidos se metían en nuestros oídos imitando silbidos interminables , Sentose a los pies de mi cama como solía hacerlo con frecuencia, confundiendo su figura con el tul del mosquitero que caía del techo como una blanca cascada o el etéreo velo de una novia , lo que la convertía ante mis ojos en una especie de mítica Sherezada extraída de Las Mil y una Noches , el lamparían de kerosén que con su trémula llama alumbraba la habitación a proporcionaba un ambiente de misterio tenebrosidad adecuado para este tipo de historias, estoy seguro que ni el mas eficiente tramoyista podría recrear el marco en que desarrollaban estas narraciones , cogiame suavemente de una mano y mientras con la otra acariciaba mi febril frente clavando sus grandes ojos negros directamente a los míos empezaba su s relatos, estoy seguro que ella nunca supo como acabarían sus historias, simplemente las comenzaba y ellas cobraban vida propia entre sus labios, y se iban desenrollando como los rollos musicales de una pianola, sin mas participación del protagonista que el esfuerzo físico de Sus músculos fonatorios. Iniciaba siempre sus relatos con el consabido prologo de ....Érase una vez... y empezaba construir su historia , pero en esta oportunidad, mas que ello, fue una confidencia la que me hizo, con escandida voz me confesó ante mi anonadado asombro, que tenía en su casa un Filtro Mágico, el cual había aparecido misteriosamente en ella, transportado por sabe Dios que espíritu de la selva, y con que ocultas intenciones, y el susodicho artefacto estaba tan solo a unos pasos de mi lecho, separándome de el tan solo una liviana pared de estuco , y dio a la palabra filtro una connotación que no tiene en el Diccionario de la lengua si no que dejó en total libertad a mi imaginación para ser yo quien le diese vida y la interpretación que me pluguiese, y fuese yo mismo quien le otorgara todos los poderes que mi fértil mente quisiese generosamente darle, era una mezcla de la lámpara de Aladino, con la caja de Pandora, o el sombrero cónico de Merlín el Mago y la varita mágica de un ilusionista, era en definitiva lo que yo quisiese que fuese, con la ventaja que se encontraba en alguna de las habitaciones de su casa, tan cercano y tangible como los objetos que me rodeaban, sin embargo fui incapaz de otorgarle forma ni dimensión alguna . Era en definitiva algo insustancial y a la vez concreto, de enigmáticos designios, que podía convertir los sueños en realidades, que cuidaba de nosotros, y que con su sola presencia convertía nuestros hogares en unos castillos encantados donde todo era factible ante la sola invocación de nuestra imaginación. Y nos hacia poseedores de algo que nos diferenciaba de todos los demás pobladores, debiéndose mantener en el mas estricto secreto para evitar que desapareciese ; Y Tan convencido estaba de su existencia que muchas veces cuando posteriormente visitaba su casa , preguntaba a su madre o a sus hermanos, que instruidos por ella del secreto se convirtieron en sus alegres cómplices del engaño , .......donde se encontraba el Filtro mágico? , recuerdo que Enrique con esa voz profunda propia de los de su raza ,mientras con un dedo atravesaba sus gruesos labios en señal de silencio, con la otra mano misteriosamente me señalaba una habitación, cualesquiera de ellas, la que en ese momento mi imaginación convertía en una especie de tabernáculo o Arca de la Alianza que albergaba un Santo Grial, y El a sabiendas que nunca sería capaz de traspasar el umbral de esa puerta, me insistía a ello, en cada visita cambiaba su locación, unas veces en un dormitorio, otras en la cocina, otras en la huerta, en ocasiones podía escuchar extraños ruidos provenientes de la habitación donde supuestamente se encontraba y que con seguridad los producía algún otro miembro de la familia; de la cual empezó a formar parte casi inadvertidamente el Filtro Mágico; y al cual invocábamos con la familiaridad que solo proporcionan los vínculos que da la sangre, estoy casi seguro que ellos en algún momento empezaron también a creer que su existencia era real., o al menos dudaban de que así no fuese.
Ahora estoy convencido que nunca quise en realidad saber concretamente donde estaba ni mucho menos intentar verlo, en lo mas profundo de mi ser temía saber que no existía pues con ello hubiesen desaparecido todos los hermosos sueños que poblaban mi imaginación, las interminables conversaciones que su existencia despertaba, y ese lazo que nos ataba firmemente al hacernos participes de una hermandad generada por el secreto que compartíamos.
Y aún hoy recuerdo con nostalgia al Filtro Mágico, ese algo que no se que fue, pero que cobro vida al solo influjo de mi mente, y que se convirtió en el bastón en que apoye buena parte de mi niñez, una historia que solo pudo nacer al abrigo del misterio cotidiano que nos rodeaba, al abrigo de los elevadas lupunas , de los coposos cedros, de la exuberancia de nuestra vegetación, del murmullo inagotable de nuestro río, del perfumado aroma de los mangos y limoneros en flor , de ese hogar que compartíamos con Otorongos y venados, con boas y shushupes, con Bufeos y lagartos, con Tunchis y misteriosos duendes, donde las lianas del Ayahuasca se enredaban en nuestros cerebros y nos hacían confundir lo fantástico con lo verdadero haciendo indistinguible la tenue línea que los separa.
Y ahora de regreso ya de mi caminar por la vida al entrecerrar los ojos contemplo como si fuese ayer, una estampa congelada en el tiempo, con una calle de tierra colorada, inundada de sol, con casas de madera y techo de hojas de palma a su vera, con huertos sembrados de la fresca sombra de unos mangos, y mirando al sur la vista se me extravía entre los copos blancos de las nubes flotando en un cielo siembre azul, alfombrado por el generoso verdor de nuestra selva. , escucho el murmurar de las hojas acariciadas por la brisa, y las veo caer una a una, secas, indolentes, como las páginas del calendario de nuestras vidas.
Pienso ahora con tristeza de lo necesario que sería contar nuevamente con un Filtro mágico, construido a nuestra medida y de acuerdo a nuestras necesidades para apoyar en él nuestros pasos y convertir la mas negra de nuestras pesadillas , en un hermoso sueño que nos ayudase a seguir viviendo.
Tutumo: árbol conocido también con el nombre de Huingo
Cochas: Regionalismo con que se denominan a los lagos
Peque peques : Denominación local de los botes a motor por el onomatopéyico sonido que emiten
Hualos: Variedad de sapos, de gran tamaño y potente croar
martes, 6 de enero de 2009
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