martes, 6 de enero de 2009

EL ANGEL DEL MONTE

Hay más cosas entre el cielo y la tierra de las que tú y yo podemos ver
W. Shakespeare
W. Shakespeare
Cuando retorne de España, a mi solicitud el Ejercito me envió como oficial medico (Capitán de sanidad en ese entonces) a mi querida Pucallpa, y ejercía también privadamente en una consulta que estaba en el segundo piso de un edificio entonces ferretero, ubicado en la esquina del Jirón Tacna con Coronel Portillo, a donde solía llegar cuando “el calor” bajaba , a eso de las cuatro de la tarde, y me retiraba a la hora que podía, pues gozaba de una entrañable y numerosa clientela, mas por el apellido que mi padre había prestigiado, que por mis propios meritos, y sin duda por ese cariño que mis sacha (casi) paisanos siempre me prodigaron.

Una de esas tarde, con un sol entrando a raudales por la ventana que iluminaba el ambiente, se presento un oficial de la policía, acompañado por una pareja, a todas luces campesinos de la zona, y un niño de unos 7 u 8 años, el cual me llamo la atención por la mirada extraviada que portaba, y una sonrisa que contrastaba con ella, tomaron asiento frente a mi, y el policía que fungía de portavoz, me hizo un relato sumamente extraño, que si me lo hubiesen contado en un ambiente menos real y diurno, me habría con seguridad erizado los pelos de la nuca.

Los campesinos moraba a la orilla del río ucayali, un poco mas arriba de Masisea, sobre la margen derecha, y unos 10 días atrás, su hijo, al que traían a la consulta se había extraviado en el monte junto con un amigo de su misma edad, ambos habían salido muy de mañana con sus baladoras (hondas) a balear pajaritos en un sembrío de yuca que tenían en la parte posterior de su chacra , donde abundaban las aves; el hecho es que siguiendo a una de ellas se habían internado en la espesura, y cuando quisieron regresar se dieron cuenta que estaban errados (perdidos) , lo que no es infrecuente en el monte, ya que sin un punto de referencia que seguir, es fácil dar vueltas en la misma zona sin poder encontrar una salida, esto le sucede a personas adultas, y a mitayeros (cazadores) experimentados , les ha acontecido mas de una vez, sobre todo si ingresan a bosques que les son extraños.

El hecho es que estuvieron dando vueltas y mas vueltas, gritando en solicitud de socorro, sin encontrar mas respuesta que el ulular de los monos cotos, y los trinos y reclamos de las aves, y así les cayó la noche, afortunadamente existían algunos huayos (frutas) silvestres, suris (gusanos) y agua en quebraditas, los que recurrían para aliviar su hambre y sed.

A todo esto los padres habían recurridos a algunos vecinos para buscarlos, sin mayor éxito, por lo que bajaron en canoa a Masisea a pedir auxilio a la policía.

Contaba el niño que el tercer día se separó tan solo unos metros de su amiguito para hacer del cuerpo (defecar) , pero al regresar le fue imposible encontrarlo, estuvo llamándolo por su nombre toda la tarde, y aunque en algún momento escucho que lo llamaban no pudo orientarse hacia la voz que escuchaba, esa noche la pasó solo, aterrorizado y lloroso , escuchando la cacofonía de sonidos que emitían los animales e insectos nocturnos, en una aterrorizante sinfonía que atemoriza y ature aun al adulto mas valiente, en el corazón de la jungla uno nunca esta solo, y a la vez siente una soledad inmensa, que obliga a pensar en voz alta para reconfortarnos con nuestra propia voz.

Hacia el quinto día su amiguito había sido ubicado a la orilla de una quebrada, a donde accidentalmente pudo llegar, y un morador que acertó a pasar con su canoa lo recogió, lo que hizo renovar en sus padres la esperanza de encontrarlo, renovando la búsqueda por las zonas aledañas a ese lugar.

Tras transcurrir la tarde del cuarto día deambulando por el monte, picado de insectos y con múltiples heridas ocasionadas por las zarzas salvajes y el borde filoso de las muchas hojas filosas , agotado y al borde del desfallecimiento, narra que salio a una colpa (claro del monte, donde algunos animales se reúnen para comer de la tierra las sales minerales que les son necesarias en su alimentaciòn) de unos 7 metros de diámetro, a donde llegaba la luz solar filtrada por los árboles que rodeaban la zona, con vetas de luz a manera de los reflectores en los teatros, se arrimó contra el grueso tronco de una lupuna, y empezó a dormitar, vencido por el cansancio, la sed , el hambre y la soledad, y estando dormitando, refiere haber visto la silueta de un joven, alto, rubio, de cabello dorado, y que no pisaba el suelo, pues se deslizaba sobre los charcos que la lluvia había dejado en el barro, su silueta era iluminada por los haces de luz de una manera irreal, y parecían atravesarlo, su túnica blanca resplandecía inmaculadamente, el niño imaginó estar soñando, por lo que no se movió de su lugar, sin embargo pensó, como hará este joven para estar tan limpio en medio del monte, cuando el tenia su ropa hecha jirones y la piel llena de rasguños y heridas, el canto estridente de un trompetero (ave del monte) lo volvió a la realidad, sin embargo el personaje continuaba delante de el, y le sonreía, mientras le alargaba la mano y lo invitaba a seguirlo, no sabe si escucho su voz o la leyó en su pensamiento, pero le decía que estuviese tranquilo que el lo sacaría del monte.

Busco sus pies, pues lo primero que le vino a la mente, era que se trataba del Chuya Chaqui, y que lo quería perder mas, y nunca podría regresar, pero no los encontró, la túnica los cubría, y el veía en el barro, las huellas de sus pies descalzos, pero no los de su acompañante, sin embargo lo invadió una paz y una confianza que lo animó a seguir sus instrucciones.

A partir de ese momento no volvió a sentir hambre, sed, o dolor, no sabe si comió o bebió, pero simplemente no tenia necesidades, pasó dos días mas desplazándose por el monte, acompañando de la mano a su extraño compañero, hasta que el séptimo día salio a un claro donde reconoció el yucal de la chacra de sus padres, y sus perros acudieron a su encuentro, en ese momento reparó que estaba solo, que no tenia a nadie a su lado, por mas que busco a su alrededor, no tenia a nadie con él, corrió hacia sus animales, los que extrañamente no habían corrido hacia el, si no que ladraban insistente en dirección al monte, y no se movían del lugar, cuando acudieron sus familiares, alertados por los ladridos, los perros aun le ladraban al monte, pero aullaban con ladridos lastimeros, como cuando le ladran a los tunchis ( fantasmas de la mitología selvática) , pero no se atrevían a penetrar en la selva.

Sus padres llevaron al niño a su casa, y este no hacia mas que balbucear que lo había traído un ángel, y lo mas extraño, estaba bien alimentado, hidratado, y no tenia ninguna herida en la piel, aparecía aseado, con la ropa seca, pese ha que había llovido, y en sus bolsillos encontró su madre residuos de pan fresco, sobre lo que el niño no dudo explicar.

A alguien se le ocurrió la idea de un rapto, y que el niño no quería denunciar a su o sus raptores, incluso se habló de una violación, por ello lo traían para examinarlo.

Indudablemente la historia era una rueda de molino difícil de tragar, el sol seguía entrando desbordado por la ventana que daba al poniente, y se reflejaba agresiva sobre el piso de losetas amarillas, lo hacia tan intensamente que hería la vista y ponía una nota de realidad insoslayable, el oficial con su uniforme de color caqui , y salones destellando al sol, la pareja incomoda por el predicamento que les había tocado vivir, y el aspecto de la criatura que tenia un no se que de paranormal, diría que estaba en una especie de shock místico.

Al hacerle algunas preguntas me dijo mas de lo mismo, con su timidez infantil, el oficial tercio indicándome que lo que decía o era verdad, o se lo había aprendido tan bien, que nunca cambio de relato, todo era sumamente extraño, al preguntarle a los padres sobre su opinión, estos no aceptaban otra historia que la del ángel de la selva, para ellos era algo en cierto modo natural y que no hacia mas que ratificar sus creencias.

El Monte esta para ellos lleno de misterios y seres sobrenaturales, cada cocha tiene su madre, cada árbol tiene su ente cuidador, cada planta tiene su propia alma, y es fácil, muy fácil aceptarlo cuando se esta en intima convivencia con la selva, donde el aroma del río y la jungla se mezclan, siendo mas intensos al anochecer, cuando al ambiente se llena de ruidos extraños y a la vez familiares, donde lo único ausente es el silencio, pero allí, en medio de mi oficina, donde por momentos solo se oía el familiar zumbar del acondicionador de aire, donde el sol reventaba ofensivo en las losetas, que difícil se hacia de entender lo que estaba escuchando.

Examine al niño, y este estaba tan sano como podía estarlo cualquier otro criado en conjunción con la naturaleza, se veía bien alimentado, su piel no presentaba ni picaduras de insectos, a diferencia de la de sus padres que si los tenían, al quitarle el calzado no tenia ninguna herida o rasguño, pese a haber deambulado por el monte completamente descalzo una semana entera, durmiendo a la intemperie, no existían signos de ningún abuso físico, con excepción de esa mirada extraña que aun hoy no alcanzo a interpretar y esa sonrisa escondida en sus pupilas, como la que tienen aquellos que saben algo que los demás no sabemos y se solazan en su secreto, no había nada de extraño y anormal, aunque ya era extraño y anormal haber estado una semana perdido en la jungla y no tener nada que lo evidenciase.

Los diarios y las emisoras locales se ocuparon del asunto uno o dos días, luego noticias mas importantes desplazaron de la atención publica esta extraña historia, aunque para muchos no lo fuera, pues lo aceptaban con tanta naturalidad como la salida cotidiana del sol, simplemente son cosas que suceden en la selva.

Cuando en alguna oportunidad lo conversé con un agricultor de la zona, este lo acepto sin ninguna duda ni cuestionamiento, es mas me dijo que podía contarme muchísimas historias similares, incluso a el le habían sucedido experiencias parecidas. Doctor me dijo, ¿ud cree que el hombre ha llegado a la luna? como sabe que es cierto?, la luna esta ahí, igual esta el monte, lo demás es lo que nos cuentan, pero en mi caso yo estuve allí, no en la luna… pero si en el monte, y Ud. Ni se imagina lo que sucede allí dentro… miró mi cara de escepticismo, se rasco la cabeza con sus gruesos dedos…. y enseñándome su maltrecha dentadura se sonrió… y me dijo… total Ud. Es mi paisano y sabe que es verdad… lo que pasa que ha estado mucho tiempo fuera y le han hecho creer que todo tiene una explicación…. Me guiñó…… y socarronamente comento…. Por más que no lo crea, no será capaz de negarlo en medio del monte, ahí los gentiles pueden escucharlo y podría pasar un mal rato…. La verdad que tenia mucha razón, yo podía negarlo de dientes para afuera, pero dentro de mi sabia que todo era posible en esa selva misteriosa, además quien quiere arriesgarse a ser victima del enojo de los entes del monte, yo al menos , definitivamente NO.

Deje de cuestionarme el hecho y lo incorpore con la naturalidad que ellos lo hacen, total yo vivía en esa selva, en la que con tan solo penetrar unos metros monte adentro, uno se divorcia de la realidad, y a poco empieza a creer escuchar o ver cosas en las que en otra circunstancias jamás habría imaginado, un colega me decía que probablemente el perfume de algunas flores alucinógenas era tan fuerte que podía alterar los sentidos del mas pintado, y el embrujo de la selva no seria mas que el producto de las feromonas animales y vegetales que inundan el ambiente, donde incluso aun los menos sensibles podían alocarse, y en su apoyo mencionaba los casos de aquellos que habiéndose extraviado, al aparecer o ser rescatados, aparentaban estar físicamente bien, , pero que nunca volvían a su sano juicio, los había Cutipado (contagiado) el monte.

No se si llamar a esta narración un anécdota de la vida, o simplemente el haber sido accidental testigo de oídas en primera persona de un hecho sobrenatural, júzguelo Ud. Mismo generoso lector, y si por casualidad se encuentra en una cabaña a la orilla de un lago, alumbrado a la tenue luz de una vela, en esa frontera entre la selva y la civilización, quizás le sea mas fácil comprender lo relatado, y aceptar, como yo he terminado haciéndolo, que después de todo….. Pudo ser verdad….

No hay comentarios:

Publicar un comentario